La vida y su infinito ciclo de retornos.
Sin importar todo lo que poseas en la vida, la muerte vendrá por ti,
aquí te dejo algunas cosas que hacer antes que suceda.
Quien reniega de su pasado, aún arrepintiéndose de su nefasto pasado, se hace indigno de su propio perdón.
La doble moral no es el camino más sabio para ganar la iluminación verdadera, pues, no será más que un efímero destello en la vasta oscuridad de su mismo ser.
El verdadero arrepentimiento conlleva la acción de reparar el daño causado, de tratar de sanar el alma herida de los que fueron nuestras víctimas.
Buscar la curación en nosotros mismos y luego externar todo lo aprendido, de un revés, que aligere la carga impuesta a otros, que nunca debieron llevarla por nosotros.
Enfrentar el castigo divino con la dignidad que supone un verdadero arrepentimiento, es cosa que sólo los grandes saben soportar, decidir de qué lado de la soga quieres estar.
Llevar por el tramo más difícil y tortuoso la pesada madera de la que está hecho el merecido castigo de nuestros iguales, es la expiación perfecta para alcanzar la altura de ellos.
Ponte en los rotos y olorosos zapatos de quien más te repugna, te hará recordar que la inmortalidad solo existe en los hechos grandiosos de tu humanidad.
Nunca olvides tu pasado, de donde vinistes, que hiciste, por omisión o comisión. De otra manera nunca comprenderás hacia donde te diriges y las victorias te sabrán vacías.
Da todo el amor y la pasión que poseas a quien lo necesite, mas no te lo exija, pero mucho más importante, recibe humildemente de regreso, todo lo que te venga.
De vez en cuando lava tus ojos en lágrimas sin sentido, esto te ayudará a ver mucho más claro y lejos tu camino.
Siempre sonríe de corazón porque las sonrisas falsas, son peores que los truños genuinos, que como dagas atraviesan discriminadamente corazones y pasiones.
Siempre da lo mejor de ti, pronto descubrirás que no lo era, porque debajo de eso siempre habrán cosas mejores.
Nunca te perdones a ti mismo sin antes conseguir el perdón de los demás.