Con una Mano alante y otra Atrás...
Muchos son los eruditos de nuestra sociedad, que sabiamente dilucidan sobre la suerte de los que menos la tienen, los que eructan palabras largas e inentendibles, finas y adornadas, de esas que provocan correr hacia Google, porque ni en los diccionarios las encuentras.
Muchas palabras para definir un mal que a simple vista les parece ajeno a sus propias vidas, pues ellos están muy por encima de esas cosas. Si utilizan alguna persona de clase humilde o desposeída (como ellos mismos han catalogado) es sólo como referencia, porque jamás les pasaría por la mente ponerse en sus calzados para comprender a ciencia cierta lo que jamás podrán encontrar en ningún libro.
Es hasta lastimoso ver el espectáculo desabrido de muchos intelectuales, que en sus discursillos apenas rozan los verdaderos bordes de una realidad que no necesita de espejuelos para verse, que nos choca de frente como muro de concreto del bueno. A todas luces tratan desesperadamente de parecer interesados en buscar una solución para los que necesitan de sus ayudas urgentes, gestan planes magníficos que jamás llegarán a concretarse porque solo están en papel (casi siempre de periódico) y usted y yo sabemos para que se usa en los inodoros y letrinas de los que en un principio generaron esas letras tan coloridas.
Una falacia que a falta de un espejo para erigirse un monumento, encuentra como si de Zombies se trataran (Están de moda ahora), una gran congregación de adeptos a esos pensamientos vacíos pero de excepcional brillo exterior que encubre su verdadero plan detrás de todo eso, seguir viviendo de los que menos tienen para vivir.
No son los desposeídos los que andan con una mano alante y la otra atrás, ellos tienen algo que muchos de nosotros carecemos, honestidad, virtud y dignidad, solo por mencionar esas tres. Son los hablan bonito de ellos, mientras se enriquecen haciendo tratos bajo mesas de fina madera y ocultos detrás cortinas de seda importada, entradas majestuosas y carruajes de último modelo, son ellos a los que se les ve el refajo sin necesidad de agacharse.
Mantener a raya a la mayoría, con promesas vacías, espejitos de colores y retalías aprendidas desde la invasión. (Quise decir el descubrimiento). Endulzar en néctares los amargos caramelos, (como cuando mi Mamá me daba el Aceite de Higuereta) para sirvan de tranquilizantes, mientras ellos, los menos deciden las suertes para el próximo cuatrenio.
Una sombra oscura cubre los verdaderos propósitos de muchos que alegan tener todas las soluciones a cosas tan simples como ofrecerle educación a quienes la piden a gritos, no es hambre de alimento, porque eso solo dura un día, es hambre de saber, porque eso dura toda la vida.
Esta entrada se la dedico a mi querida Carmen von Wrangell. Gracias por creer.
Esta entrada se la dedico a mi querida Carmen von Wrangell. Gracias por creer.
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