jueves, 21 de noviembre de 2013

¡Quiero un reembolso de mi Vida!


Quiero un reembolso de mi Vida.

¡Quiero que me devuelvan el Mundo que me vendieron, porque éste me salió dañado!

Cuando niño, recibí este hermoso regalo envuelto en brillantes papeles de colores, delicadamente ataviado con las más finas y preciosas cintas doradas a su alrededor, con mis ojitos vidriosos, mis pómulos empujando mis mejillas hasta su máxima tensión, mis labios tendidos ante una gran sonrisa y mi respiración sostenida en una espera que parecía eterna, finalmente sostuve entre mis pequeños brazos un regalo que prometieron sería promisorio y mucho más que hermoso, sería la satisfacción de mis días hasta el fin.

Según fui creciendo, depositaba como en alcancía mis mejores sueños, mis anhelos, mis ideas, mis metas. Los suspiros me los quedaba como premios de consolación por el sacrificio de no disfrutar de algo por esperar a que creciera, que madurara, que diera frutos, con ahínco regué los primeros brotes, con sudor, cansancio, trasnoches y una que otras veces con lágrimas y sangre.

Sentir que lo que trataste de construir, no sirve de cobijo para muchos que lo necesitan mas que tú es devastador, desalentador, pero a la vez misma aleccionador, porque aprendes a fuerza de la decepción que ese regalo que recibiste, no fue lo que te prometieron que sería.

Cuando veía en los comerciales de TV lo que sería mi Mundo del mañana, me regocijaba de mi mismo, de mi suerte, de la suerte de mi descendencia que aún estaría por venir, dormía con una sonrisa, porque al despertar soñaba que encontraría al lado de mi cama, los ladrillos y las herramientas para hacer lo que me pidieron que hiciera, un Mundo Mejor.

Pero la realidad era otra, menos halagüeña, menos prometedora, menos divertida. Tuve la sensación que hacía lo que me correspondía, el trabajo para el que fui creado, preparado, instruido, nunca descansé un segundo aún en mis recreos de los recreos, sin desmayo di todo de mi, o por lo menos eso pensaba que hacía, hoy me he dado cuenta que pude dar más, que todavía puedo dar mucho, mucho más.

Por eso elevo mi voz solitaria para quien desee escucharla, para les sirva a otros esta lección, esta fantasía de vida, buena prometedora y feliz que nosotros mismos nos infundamos, sueña fuerte y constante, pero realiza cada sueño aún a sabiendas de su imposible, ¿quién sabe? quizás algún día logres lo que yo no pude. Nunca descanses aunque en descanso estés, porque en el descanso está la puerta para que el fracaso entre libremente.

Yo quiero ver el Mundo que me prometieron cuando nací, lo que me vendieron cuando crecí, lo que todavía me siguen ofreciendo ya sabiendo que conozco la verdad.

No estoy pidiendo un imposible, estoy pidiendo que me devuelvan lo que invertí en esta vida, este mundo, en mis sueños, porque tengo dos inversionistas esperando por eso, y que estoy seguro, tendrán mejores resultados que los que yo tuve, porque ellos tienen mejor asesoría que yo cuando pequeño. No estoy pidiendo, porque no se pide lo propio, ¡estoy exigiendo!

Devuélvanme las oportunidades que me robaron, las que pagué y nunca recibí, en las que invertí todo de mi. Ya no las quiero para mi, las quiero re-invertir, sembrarlas en dos terrenos más fértiles y jóvenes, abonarlas con más que solo lágrimas y sangre, con esfuerzo, consistencia y tesón.

Estoy seguro que todavía me queda otra oportunidad para re-hacer lo que nunca pude, para quizás comenzar de nuevo, para guiar por el mejor camino a mis dos reflejos, mis hijos, no quiero descansar, ni siquiera detenerme a tomar una bocanada de aire en mis pulmones, para eso tendré tiempo de sobra. Quiero lograr en ellos la meta que me trajo a esta vida, cumplir todas las promesas incumplidas y reparar todo lo que está dañado.

Es por eso que exijo un reembolso de mi Vida.
¡Quiero que me devuelvan el Mundo que me vendieron, porque éste me salió dañado!


RP.

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